En este momento estás viendo Mirra, de princesa a árbol sagrado

Conocida por algunos como Esmirna, Mirra es la protagonista de una historia de incesto que ha sido enmarcada como uno de los relatos más complejos y dolorosos de la antigüedad. Según el mito, Mirra era una princesa que, bajo el influjo de un hechizo o castigo divino, se enamoró y tuvo relaciones sexuales con su propio padre, el rey Teías. A raíz de este acto prohibido, Mirra quedó embarazada y, al dar a luz a su hijo Adonis, su destino cambió dramáticamente.

El mito de Mirra, aunque tiene paralelismos con mitos semíticos, se encuentra particularmente asociado con la isla de Chipre, lugar considerado como la cuna de Adonis. Esta historia resalta temas de amor prohibido, arrepentimiento y la intervención divina, ofreciendo una reflexión sobre las complejidades de los destinos humanos y divinos. Adentrémonos más en la triste historia de Mirra, llena de arrepentimiento y tristeza, como un vistazo hacía lo prohibido.

Un amor prohibido por la sociedad y los dioses

En el mito, según Ovidio, Mirra era hija del rey Cíniras y la reina Cencreis de Chipre, pero su amor por su propio padre no fue causado por un flechazo de Cupido, sino que fue un deseo más oscuro y torturante. Aunque Mirra aborrecía las malas acciones de su padre, el amor que sentía por él la arrastró a cometer un crimen aún mayor, uno que las Furias, diosas del castigo, parecen haber alimentado. Consciente de lo prohibido y destructivo de su deseo, se debatía entre la pasión y el remordimiento.

Desesperada y sin esperanza, Mirra pensó en el suicidio como única salida, pero su enfermera la descubrió antes de que pudiera llevar a cabo su trágica decisión. Al confesarle su tormento, la nodriza, aunque inicialmente sorprendida, terminó por ayudarla. A cambio, le exigió una promesa: que nunca más intentaría quitarse la vida. Así, a pesar de la desesperación y el horror de su amor, Mirra fue empujada por las circunstancias y la intervención de su enfermera a continuar en un camino de sufrimiento, ya que el amor hacia su padre seguía siendo un crimen imposible de escapar.

El plan fallido en el festival de Ceres

Durante el festival de Ceres, una celebración dedicada a la fertilidad y la adoración de las mujeres, las leyes sociales y divinas prohibían que los hombres pudieran tocar a las mujeres durante nueve noches. Aprovechando esta situación, la enfermera de Mirra ideó un plan para satisfacer los deseos de la joven y, al mismo tiempo, permitirle ocultar su identidad. Le dijo a Cíniras que había una joven que estaba perdidamente enamorada de él, dándole un nombre falso para mantener el anonimato de su hija.

Durante varias noches consecutivas, Mirra y su padre se encontraban en la oscuridad absoluta, sin que él supiera quién era la mujer con la que compartía su amor. Sin embargo, la curiosidad de Cíniras pronto se despertó. Deseoso de saber la identidad de su amante, decidió llevar una lámpara en una de sus visitas secretas. Al iluminar la habitación, el rey quedó horrorizado al descubrir que la mujer con la que había estado involucrado era su propia hija, Mirra. Dándose cuenta de la magnitud del incesto que había cometido, intentó asesinar a Mirra en ese mismo instante. Sin embargo, la joven, aterrada, logró escapar de las manos de su padre, huyendo de la furia y la vergüenza que habían destruido su vida.

Exilio de Mirra y nacimiento de Adonis

Tras el escarmentado incidente con su padre, Mirra huyó y pasó un largo periodo de tiempo en exilio, errando por diferentes lugares. Se refugió en Arabia y en los campos de Panquea, antes de alcanzar finalmente la tierra sabea. Durante estos nueve meses, Mirra vivió marcada por la desesperación, consumida por el sufrimiento y temerosa de la muerte. Cansada del dolor y su embarazo, rogó a los dioses por una solución, buscando escapar de la dura realidad que vivía.

En respuesta a su súplica, los dioses decidieron transformarla en un árbol de mirra, un símbolo de su dolor y condena. Su transformación reflejó su sufrimiento; la savia del árbol se convirtió en sus lágrimas, mostrando la angustia que había llevado en su interior. De esta manera, Mirra encontró una forma de escapar de la vida humana, pero su sacrificio no pasó desapercibido.

Después de un tiempo, la diosa Lucina, que presidía los nacimientos, liberó a Adonis, el hijo que Mirra había concebido con su propio padre, del interior del árbol de mirra. Este milagro del nacimiento de Adonis representaba una oportunidad de renacimiento y esperanza para Mirra, pero también el inicio de una nueva tragedia. Adonis sería un personaje central en la mitología griega, destinado a protagonizar su propia leyenda, marcada por una muerte prematura.

Versión alternativa del mito de Mirra de Antonino Liberal

En la versión alternativa del mito de Mirra, narrada en las Metamorfosis de Antonino Liberal, situada en Fenicia cerca del monte Líbano, los detalles difieren de los relatos tradicionales. El rey Tías, hijo de Belo y Oritía, tenía una hija llamada Esmirna, cuya belleza deslumbrante la convirtió en objeto de deseo para numerosos hombres de toda la región. Para evitar casarse, Esmirna empleó engaños y trucos con el fin de retrasar la elección de un esposo. Sin embargo, había un secreto profundo en su corazón: ella estaba enamorada de su propio padre y no deseaba estar con nadie más.

Al principio, Esmirna ocultó estos sentimientos, pero finalmente confió en su nodriza, Hipólita. Ella le contó al rey sobre el deseo de una joven que quería estar con él, pero solo si las luces estaban apagadas. Tías, seducido por la propuesta, aceptó durante algún tiempo, sin sospechar la verdad. Sin embargo, cuando Esmirna quedó embarazada, su secreto fue revelado. Impulsado por la curiosidad, Tías iluminó la habitación y descubrió la identidad de la mujer con la que había estado.

Atormentada por el horror y la vergüenza, Esmirna dio a luz prematuramente. Con el bebé en sus brazos, pidió ayuda a Zeus, quien, compadecido por su angustia, la transformó en un árbol de mirra. Por otra parte, devastado, Tías se suicidó, y, según el deseo de Zeus, el niño nacido de este trágico acontecimiento fue llamado Adonis.