Poros se trata de un ser etéreo olvidado en muchas narrativas mitológicas, el cual personifica la esencia misma de la oportunidad, la utilidad y el comienzo de toda creación. Con su presencia sutil, pero omnipresente, Poros representa el instante preciso en el tiempo, el momento fértil en el que las posibilidades se entrelazan para dar paso a la manifestación de lo nuevo.
Considerado como uno de los dioses menos conocidos, pero igualmente vitales, su papel trasciende las narrativas convencionales. Poros no solo encarna la oportunidad única que marca el inicio de cada empresa, sino que también representa la utilidad inherente en el camino hacia la realización y el progreso. Con esto en mente, en el siguiente artículo, exploraremos la esencia esquiva pero poderosa de Poros, desentrañando su papel en la mitología griega, su relevancia en la creación y su legado atemporal como el divino arquitecto de los inicios de cualquier hecho.
Genealogía y rol de Poros
Poros, también conocido como Poro en griego Πόρος, representa un significado fundamental en la mitología griega. Su nombre está asociado con la noción de «senda» o «camino», evocando la idea de un trayecto terrestre, acuático o incluso celeste, como el recorrido de los astros en el firmamento. Esta connotación vincula a Poros con la idea de ser el camino, el trayecto, o incluso el medio por el cual transcurren los procesos o las posibilidades.
Además, su nombre también se relaciona con el recurso, la artimaña o el medio que se emplea para superar dificultades. Poros se erige como el daimon que personifica la oportunidad, la conveniencia, los medios para alcanzar objetivos y la utilidad. En contraparte, su opuesto es Aporia, la dificultad o la carencia de recursos. Además, en algunas teogonías, Poros y Tetis son presentados como las primeras divinidades nacidas en el universo. Poros, identificado con Chronos, el tiempo, se establece como la causa o el autor original, mientras que Tetis es vista como la creación.
El origen de su relación con Penias
Según el mito, en una festividad en honor a Afrodita, donde todos los dioses fueron convidados, se desencadenó un curioso encuentro. Poros, embriagado por el néctar, reposaba en el patio, ajeno al mundo que lo rodeaba. Penia, personificación de la pobreza, llegó en busca de las sobras de la celebración. Observando a Poros en su estado, creyó hallar un semejante, un compañero en su situación.
En una versión narrada por Platón, Penia se acostó junto a Poros, concibiendo así al Amor. Este ser, nacido en la casa de Afrodita durante la festividad, se revistió con el signo de la pobreza, errando por las calles. Aunque nacido de una fiesta divina, el Amor frecuenta la pobreza, incitando a los hombres a luchar unos contra otros y desafiando la riqueza y el bienestar.
Interpretación de Poros por Alcmán
Alcmán, poeta de la antigua Grecia, aportó una perspectiva particular en su cosmogonía acerca de la creación divina. En sus relatos, aborda la génesis del universo desde una materia primordial confusa y caótica, un estado informe y oscuro. De esta manera, visión, Poros, Tecmor y la Oscuridad (Skotos) emergieron de esta substancia original, dándole forma y estructura al universo incipiente.
Poros era equiparado al Caos de Hesíodo, encarnando el principio de oportunidad y camino, siendo una entidad primigenia, uno de los dioses más antiguos. Además, Alcmán también menciona a Esa (Αἶσα) como la primera diosa junto a Poros, aunque su papel y características específicas no se detallan con claridad en los fragmentos conservados de sus escritos. Sumado a esto, en el mismo contexto del surgimiento de todo, Tetis, asociada con las aguas primordiales, es presentada como otra deidad que emergió de la misma nada, contribuyendo al nacimiento y desarrollo del universo.