En este momento estás viendo Calcas: El augur más importante de la Guerra de Troya

Calcas se ha definido como uno de esos titanes de la adivinación, insigne augur y guía en la tormentosa epopeya de la Guerra de Troya, encarnando la sabiduría profética en un conflicto de dioses y héroes. En el contexto del Ciclo Troyano, su nombre se entrelaza con la resolución de dilemas, la revelación de destinos y la interpretación de signos divinos en el campo de batalla. Este adivino, temido y reverenciado, aportó clarividencia a los líderes y arrojó luz sobre las sombras del futuro en dicha guerra.

Desde las intricadas maquinaciones de los dioses hasta los intrépidos designios de los hombres, Calcas emerge como el oráculo que hilvana el tapiz de la tragedia y la gloria en la caótica Guerra de Troya. Su presencia influyente y sus visiones proféticas lo posicionan como un faro en la neblina del destino, cuyo legado trasciende el paso del tiempo, marcando un hito en los anales de la mitología griega. Con esto en mente, conozcamos todo lo relacionado con la leyenda de Calcas en la mitología griega.

Origen y genealogía de Calcas

La leyenda de Calcas, enmarcada por su aguda visión del porvenir, se entreteje con la rica tradición de Micenas o Megara. La cuna de este sabio adivino, según las distintas versiones, es disputada entre estas célebres ciudades. Heredero de una estirpe ligada al esplendor divino, Calcas se alzaba como el hijo de Téstor, envuelto en el manto de la descendencia de Apolo, el dios de la profecía y la luz.

Se cuenta que el don previsor, esa clarividencia que abarcaba pasado, presente y futuro, se le otorgó generosamente por Apolo. A través de este don, Calcas superaba a todos en el campo de la videncia, trascendiendo las fronteras de lo ordinario hacia lo divino. Hermano de Teclímeno, Teomeo y Leucipo, su linaje estaba marcado por el legado de Apolo.

Presagios acerca de la Guerra de Troya

Elegido como el adivino principal de los aqueos en la inminente guerra de Troya, Calcas se erigió como un faro de la previsión en medio del turbulento destino. Con un don profético que desafiaba el tiempo, predijo la duración de la guerra, los elementos necesarios para la victoria griega y los sacrificios requeridos por los dioses. Su visión trascendía lo común, trayendo al presente la necesidad imprescindible de Aquiles y Filoctetes en la batalla por Troya, incluso cuando el primero era apenas un niño.

La terrible coyuntura de la flota griega en Áulide encontró en Calcas su consejero. Para calmar la cólera de Artemisa y ganar vientos favorables, pronosticó que solo el sacrificio de la hija de Agamenón, Ifigenia, podría liberar a los barcos del estancamiento. De esta manera, también en el trascurso del conflicto, sus palabras se tornaron esenciales. Reveló la causa de la ira divina y la solución: el regreso de Criseida a su padre, sacerdote de Apolo, un acto que desencadenó la disputa entre Agamenón y Aquiles por Briseida.

Por último, se le atribuye el aconsejar la creación del famoso caballo de madera, una artimaña que sellaría la suerte de Troya. Sin embargo, sus profecías no lo llevaron a embarcarse con los vencedores, vislumbrando un regreso azaroso y tormentoso para aquellos que partían hacia sus hogares. De esta manera, el augur cimentó su leyenda en los anales de la mitología griega, con profecías que moldearon los acontecimientos de Troya y más allá.

Contienda de Calcas en contra de Mopso

La reputación de Calcas, augur de renombre, se vio desafiada en una tierra ajena, en las costas de Jonia o quizás en el sagrado santuario de Claros, donde convergen las sendas de los adivinos. Fue allí donde el destino le deparó un encuentro fatídico con Mopso, un vidente cuya destreza eclipsaría la suya propia. Los relatos divergen en cuanto a su final, algunos sugieren que tras enfrentar a Mopso, Calcas se vio superado por la maestría del otro adivino, cumpliéndose así un antiguo dictado que había predicho su muerte cuando encontrase a un vidente más diestro.

Esta derrota, según la leyenda, lo llevó a sufrir y sucumbir ante el peso del destino inclemente que le aguardaba. No obstante, otras versiones del mito dan un matiz diferente a su trágico final. Una de ellas narra que un oráculo predijo la fecha de su muerte, y cuando el día señalado llegó, Calcas, sorprendido al ver que la predicción no se cumplía, se vio presa de una risa incontenible que le habría provocado la asfixia, llevándolo así a su fin.