En este momento estás viendo Egina, la ninfa náyade amante de Zeus

Egina es reconocida por ser la ninfa náyade, que de hecho dio su nombre a la isla de Egina, ubicada en el golfo Sarónico. Hija del dios fluvial Asopo y de Metope, una hija del río Ladón, es una de las muchas ninfas asociadas con fuentes y ríos. La leyenda cuenta que Zeus, cautivado por la belleza de Egina, la raptó y la llevó a la isla de Enone, que más tarde tomaría el nombre de Egina en su honor. Juntos tuvieron un hijo, Éaco, quien más tarde se convertiría en un rey famoso por su justicia.

A lo largo de los mitos, Egina es asociada no solo con la fertilidad y la naturaleza, sino también con la fundación de una de las dinastías más importantes de la mitología griega. Aunque menos conocida que otras deidades y heroínas de la mitología griega, la ninfa representa uno de los tantos vínculos entre lo divino y lo humano, especialmente cuando se habla de Zeus. En este artículo vamos a proporcionar una explicación detallada del mito de Egina en la mitología griega, y como es que se convirtió en una amante del dios del olimpo.

El rapto por parte del dios del trueno

Según el mito, Zeus, el dios del trueno, se sintió atraído por la belleza de la ninfa Egina, hija del dios fluvial Asopo. Para llevar a cabo su deseo, Zeus raptó a Egina y la transportó a una isla cercana al Ática, inicialmente llamada Enone, pero que, tras el rapto, pasó a ser conocida con su nombre en su honor. La reacción del padre de Egina, Asopo, fue de desesperación. Al no encontrar a su hija, emprendió una búsqueda incansable que lo llevó hasta Corinto, donde Sísifo le reveló que Zeus había sido el responsable del rapto. Furioso, Asopo intentó atacar a Zeus con sus rayos, pero el dios del trueno lo derrotó, obligándolo a regresar a su cauce. Por ello, se dice que las aguas del río Asopo llevan, desde entonces, carbones, como recordatorio de este enfrentamiento.

Mientras tanto, en la isla, Egina dio a luz a un hijo de Zeus: Éaco, quien más tarde sería un destacado rey de Egina. Éaco se convertiría en un símbolo de justicia y liderazgo en la mitología griega, gobernando una isla que, en su tiempo, era aún deshabitada. Diversas versiones del mito nos cuentan detalles adicionales sobre la forma en que Zeus raptó a Egina. Algunos autores afirman que Zeus tomó la forma de una llama, mientras que otros dicen que se transformó en un águila.

Versiones menos conocidas de la figura de Egina

Existen varias versiones menos conocidas sobre la figura de Egina, que ofrecen un panorama diferente a la historia clásica del rapto por parte de Zeus. Una de estas versiones proviene de Higino, quien introduce una variante interesante al situar a la ninfa no en la isla de Enone, sino en la isla de Delos. Según Higino, Zeus llevó a la ninfa hasta esta isla para evitar la cólera y los celos de Hera. Sin embargo, Hera, al descubrir la infidelidad de su esposo, decidió vengarse envenenando las aguas de la isla. Además, envió una serpiente para atormentar a Éaco, el hijo de Zeus y Egina, quien acabaría siendo uno de los grandes jueces del inframundo.

Píndaro también aporta su propio enfoque sobre Egina, mencionando que la ninfa no solo fue madre de Éaco, sino que también engendró un hijo con Áctor, Menecio. Este hijo gobernó en Opunte y, a través de Menecio, la ninfa fue abuela de Patroclo, el célebre compañero y primo de Aquiles. De hecho, algunos relatos mencionan que Patroclo desciende de Egina tanto por su madre, Damocratea, como por su padre, Peleo, hijo de Éaco.