Son pocos los nombres que encierran la enigmática y seductora aura de Circe, la hechicera cuyos encantamientos se entrelazan con la esencia misma de la magia y la transformación. El esplendor de su morada, la isla de Eea, se oscurece bajo el velo de su poder: hombres convertidos en lobos y leones, guardianes convertidos por la maestría de Circe en bestias custodias de sus dominios. Su hogar, en los remotos confines del mundo conocido, se convirtió en el epicentro de su misterio y habilidad sobrenatural.
Circe, dotada de encantos que eclipsaban la realidad misma, se alzaba como una maestra en el arte de la transformación, capaz de otorgar y despojar a voluntad. De esta forma, sus relatos entrelazados con encuentros legendarios y su influencia en las epopeyas homéricas, revelan a una figura tan enigmática como poderosa, cuyo dominio de la magia resonó en los anales de la historia, tejiendo varias historias en la mitología griega.
Origen, rol y familia de Circe en la mitología griega
Circe, hija del radiante dios sol Helios y la encantadora oceánide Perseis, emergió como una figura mítica entre las divinidades griegas, con un linaje celestial que otorgaba poderes asombrosos y una belleza hipnótica. Hesíodo, en su Teogonía, la describe como la prodigiosa descendiente de esta unión celestial, hermana del rey Eetes de Cólquida y de Pasífae, configurando así un linaje de proporciones épicas.
Su traslado a la isla de Eea, llevada en el carro solar de Helios, esegún algunas fuentes, es una especie de castigo autoimpuesto por la muerte de su esposo. La isla, descrita como un reino salvaje con densos bosques habitados por leones y lobos, testigos mudos de su magia transformadora, se convirtió en su dominio. Fue así como Circe, dotada de una voz encantadora que embrujaba a los hombres y un talento innato en el trabajo del telar, comenzó a cometer estragos.
Homero, en la Odisea, la retrata como una diosa con una voz humana y un cabello hermoso; mientras, Polifármacos revela su profundo conocimiento en hechizos y pociones. En la visión de Ovidio, se la muestra majestuosa, sentada en un trono, ataviada con ropajes de oro, personificando la majestuosidad. Sea como sea, por simple entretenimiento, Circe se dedicaba a castigar a aquellos hombres que la ofendían mediante pociones, transformándolos en animales por el resto de sus vidas.
Mito de Circe y Odiseo
Inmortalizado en la Odisea de Homero, el relato de Circe y Odiseo nos cuenta la interacción entre el astuto héroe Odiseo y la seductora pero peligrosa hechicera Circe en la isla de Eea. Odiseo y sus hombres, exhaustos tras perder casi todos sus barcos, arriban a la orilla de esta misteriosa tierra, evitando inicialmente a la temida bruja Circe. El valiente Euríloco, guiado por la curiosidad, exploró el palacio de Circe, custodiado por bestias transformadas por la magia de la hechicera.
Invitados por su encantadora voz, los hombres de Odiseo cayeron en una trampa: Circe los convirtió en cerdos con una poción mágica, excepto Euríloco, quien escapó para contarle a Odiseo lo sucedido. Con la ayuda de Hermes y una hierba mágica llamada moly, Odiseo desafió las artes de Circe y la confrontó. Sorprendida por la resistencia del héroe, Circe se rindió y, encantada por su valentía, se enamoró de él. Devolvió la forma humana a sus hombres y los acogió en su palacio durante un año. Además, lo instruyó sobre su camino de regreso a casa, indicándole rutas seguras y ofreciéndole sabios consejos acerca de las sirenas y las peligrosas rocas errantes.
Posteriormente, según algunas versiones, Circe y Odiseo tuvieron tres hijos: Telégono, Agrio y Latino. Telégono, enviado por Circe para encontrar a Odiseo, accidentalmente hirió mortalmente a su padre con una lanza que tenía el aguijón de una mantarraya. En su dolor, Telémaco, hijo de Odiseo y Penélope, llevó el cuerpo de su padre de vuelta a Circe y esta, conmovida por el triste hecho, le otorgó la inmortalidad a Telémaco y se casó con él.
Transformaciones de la ninfa Escila y Pico
Por un lado, Escila, la hermosa ninfa marina, rechaza las insinuaciones amorosas del dios del mar, Glauco, desencadenando la ira de este ser divino. Glauco busca la ayuda de Circe, implorando por una poción que despierte el amor de Escila, sin embargo, la diosa hechicera, herida por la confesión de Glauco y llena de celos, decide vengarse. En lugar de cumplir con el pedido del dios, Circe, con un encantamiento en la voz y en el corazón, transforma a Escila en una criatura monstruosa con seis cabezas serpentinas, doce patas enormes y la cintura rodeada de cabezas de perro. Este ser aterrador, lleno de odio hacia Circe, ataca a Odiseo y sus hombres, y se convierte en un promontorio rocoso que aún hoy amenaza a los marineros.
Mientras tanto, Pico, hijo de Saturno y rey del Lacio, es víctima de la atracción de Circe por su belleza deslumbrante. Sin embargo, el rechazo de Pico hacia Circe, debido a su amor por Canente, la hija de Jano, desata la furia de la hechicera. A pesar de las advertencias de Circe, Pico persiste en su rechazo, y en un acto de venganza, Circe lo transforma en un pájaro carpintero con una varita mágica, condenándolo a una existencia eterna como criatura alada.
La purificación de Medea
En un intento desesperado por escapar del rey Eetes, Medea y Jasón orquestaron la violenta muerte de Apsirto, buscando distraer al rey mientras huían. No obstante, este acto despiadado acarreó una maldición sobre ellos, decretada por Zeus, que los condenaba a un eterno errar a menos que Medea fuera purificada por Circe. Así pues, el destino los condujo hasta la isla de Circe, donde encontraron a la hechicera trabajando en su telar. Circe, reconocida como pariente de Medea, percibió la pesada carga de tragedia en su aura y escuchó con horror los detalles del asesinato de Apsirto.
Utilizando agua pura, agua marina y la sangre de una cerda joven, Circe inició el rito de purificación, un proceso meticuloso destinado a librar a Medea y Jasón de la mancha del crimen cometido. Sin embargo, algunas fuentes sugieren que, a pesar de comenzar la purificación, Circe se negó a completarla por completo, rehusando otorgarles más hospitalidad después de haber realizado el acto inicial de limpieza. En otras versiones, Circe rechazó desde el principio purificar a los fugitivos después de descubrir la brutalidad de sus acciones.
Influencia de Circe en la cultura moderna
En el mundo antiguo, Circe recibió veneración divina y su influencia se extendió a través de monumentos en islas como las Farmacusas y el Monte Circeo, el cual lleva su nombre en su honor. Su imagen ha sido capturada en la obra de grandes artistas como Annibale Carracci, Edward Burne-Jones y John William Waterhouse, y ha sido tema de numerosas óperas que han perdurado a lo largo de los siglos.
Sumado a esto, el legado de Circe se proyecta fuertemente en la cultura moderna. Por ejemplo, es la antagonista de varias historias de los cómics de Marvel bajo el nombre de «Sersi», aliándose con Ikaris o los Guardianes de la Galaxia; personajes cuya popularidad ha desembocado en una gran cantidad de productos en el mercado internacional, tales como disfraces, FUNKOS o figuras. Además, la obra literaria «Circe» de Madeline Miller, que actualiza su figura mítica con un enfoque más comprensivo y feminista, ha ganado popularidad, convirtiéndose en un símbolo de poder para dicho género.
La influencia de Circe se extiende incluso a la literatura infantil, donde la Bruja Blanca en las Crónicas de Narnia de C.S. Lewis comparte similitudes con su arquetipo. La concepción de la figura de la hechicera como una tentadora capaz de transformar a los hombres, aprovechándose de sus deseos más profundos, y exprimiendo cada una de sus cualidades para cumplir sus malvados propósitos fue un arquetipo muy bien desarrollado según la crítica especializada. Incluso en el ámbito científico, el término «Efecto Circe» en enzimología, muestra cómo su nombre ha permeado más allá de los límites de la mitología para influir en áreas tan diversas como la ciencia.