En este momento estás viendo Gorgonas: La combinación entre el terror y la belleza

Las Gorgonas se destacan como criaturas tan aterradoras como fascinantes, fusionando la dualidad entre el terror y la belleza en una amalgama única. Estas monstruosidades poseen una naturaleza mítica que trasciende lo convencional, siendo su singularidad principal la capacidad de transformar a quienes las miran en piedra con una sola mirada. Sin embargo, detrás de sus rasgos monstruosos, resuena una historia rica en simbolismo y mito.

De entre sus filas destaca la misteriosa y contradictoria figura de Medusa, cuya cabellera de serpientes y rostro perfecto contrasta con la narrativa de su origen y tragedia personal. Estas criaturas se convierten así en un fascinante lienzo mitológico donde podemos ver reflejado el temor y la fascinación por lo desconocido. Con esto en mente, el siguiente artículo se sumergirá en el mito de las Gorgonas, desentrañando sus orígenes, explorando sus roles en las epopeyas griegas y desvelando el simbolismo que las ha mantenido vivas en la imaginación colectiva a lo largo de los siglos.

¿Qué y cuáles son las Gorgonas?


Según las leyendas, las Gorgonas son criaturas femeninas temidas y reverenciadas a lo largo de los siglos. Estos despiadados monstruos, denominados así por su capacidad de infundir pavor, cumplen la función de ser una especie de figuras de una antigua deidad protectora, cuyo poder resonaba para el resguardo de bienes. Su existencia llegó a ser tan relevante que, la imagen icónica de la Gorgona se grababa en templos, cráteras de vino, pinturas, esculturas, entre otras.

Estas eran tres, Esteno y Euríale, las inmortales, y Medusa, que pese a ser humana, destaco por su gran belleza y trágica historia de origen. Medusa, castigada por la diosa Atenea por haberse involucrado con Zeus, vio su cabellera transformada en serpientes y condenada a pasar el resto de sus días en soledad. En términos generales, la narrativa de las Gorgonas evoluciona a través de los mitos, siendo fuentes como «Las metamorfosis» de Ovidio las que consolidan la imagen de Medusa.

En cuanto al término «gorgona», este proviene del griego «gorgos», traduciéndose como «terrible», encapsulando la esencia de estas criaturas femeninas. Su presencia se materializa en las Gorgoneia, representaciones de sus cabezas, que emergieron por primera vez en el arte griego alrededor del siglo VIII a.C. Además, la arqueóloga Marija Gimbutas logro identificar el prototipo del Gorgoneion en diversos elementos artísticos neolíticos, específicamente en vasijas antropomórficas y máscaras de terracota.

Características más notables de las Gorgonas

A menudo las Gorgonas son representadas con alas de oro, garras de bronce y colmillos de jabalí, evocando así una combinación de fuerza y ferocidad. Sin embargo, son sus rasgos más comunes los que las definen: dientes y piel de serpientes. En el mundo mitológico, las Gorgonas guardaban una relación estrecha con los antiguos oráculos, cuyos templos estaban protegidos por serpientes; de hecho, su presencia adorna el escudo de Zeus y Atenea.

Homero, en la «Ilíada», menciona una única Gorgona, cuya cabeza adorna la égida de Zeus. En la «Odisea», estas criaturas toman un matiz más siniestro como monstruos del inframundo. Hesíodo, posteriormente, amplía su número a tres: Esteno, Euríale y la más conocida, Medusa. Su origen, según Hesíodo, se remonta a Forcis y Ceto, deidades marinas, situando su hogar en el océano occidental, cerca de Libia.

La visión ática, retratada por Eurípides, considera a las Gorgonas como aliadas de los Titanes en su conflicto contra los dioses olímpicos. Atenea, en este relato, desempeña un papel crucial al enfrentarse y matar a Medusa, llevando su piel como trofeo. Esquilo, por su parte, añade un toque peculiar al describir que las tres Gorgonas compartían un único ojo y diente entre ellas, aunque las representaciones artísticas no siempre sigan esta particularidad.

A medida que avanzaron los mitos, se consolidó la imagen de Medusa como la única mortal entre sus hermanas, siendo decapitada por Perseo. En este contexto, la sangre de Medusa, al derramarse, da origen a una serie de criaturas mitológicas, como Crisaor y Pegaso, y cada gota caída se convierte en serpientes. De hecho, la cabeza petrificante de Medusa adquiere un papel crucial en la narrativa de Perseo, utilizándola para vencer a enemigos y transformando a Atlas y al rey Polidectes en monumentos de piedra.

Rol dentro de la mitología griega

En la Antigua Grecia, el Gorgoneion, una representación de la cabeza de una Gorgona con serpientes saliendo y colmillos expuestos, era empleado como un poderoso símbolo apotropaico. Este rostro grabado o esculpido se ubicaba en diversas superficies como puertas, muros, monedas, escudos y lápidas, con la intención de disuadir el mal y desviar las energías negativas.

Las Gorgoneia, similares a las caras grotescas de los escudos chinos utilizados como amuletos protectores, encarnaban la creencia en la capacidad de estas criaturas mitológicas para alejar influencias malignas. En algunos casos, representaciones menos refinadas podían llevar a malentendidos, interpretando la sangre que fluye bajo la cabeza como una barba.

Aunque el mito sugiere que el contacto visual directo con las Gorgonas resultaba en la petrificación de aquellos que las miraban, se reconocen excepciones. Aquellos enviados por Hades para vigilar a quienes intentaban robar almas, aunque inmunes a la maldición, adoptaban la forma de demonios o almas con cuerpos petrificados. Por otro lado, se decía que su sangre tenía propiedades especiales; la sangre extraída del lado derecho tenía el poder de resucitar a los muertos, mientras que la del lado izquierdo era veneno mortal.