Conocido como el líder de los Argonautas, Jasón es uno de los mayores símbolos de audacia y determinación dentro de la mitología griega, especialmente gracias a su participación estelar en la búsqueda del legendario Vellocino de Oro. Su historia está entrelazada con hazañas heroicas, desafíos imponentes y un viaje épico que ha resistido el paso del tiempo para ser inmortalizado en el folclore griego.
El relato de Jasón está directamente vinculado con una profecía durante su juventud, la cual dictaba que solo un descendiente legítimo del rey Esón, su padre, podría reclamar el trono de Yolco. Con esto en mente, el siguiente artículo se sumerge en el épico viaje de Jasón entre territorios desconocidos y encuentros con seres míticos, explorando su liderazgo, las proezas de su tripulación y los enfrentamientos con monstruos legendarios.
Familia y juventud de Jasón
Hijo de Esón, rey de Yolco, y una madre cuyo nombre se pierde en la maraña de relatos legendarios, su linaje se constituye de variadas versiones que entrelazan a diferentes ancestros. Su infancia, marcada por la sombra de Pelias, su ambicioso medio hermano, transcurre bajo el presagio de un oráculo temido que advertía del peligro proveniente de un hombre con una sola sandalia. Educado por el sabio centauro Quirón, Jasón alcanza la mayoría de edad y regresa a reclamar su derecho legítimo al trono de Yolco.
Su regreso, resguardado por su peculiar atuendo y una estratégica presentación en la plaza pública, despierta el temor y la intriga de Pelias, quien, temiendo perder su dominio, le encomienda la hazaña aparentemente imposible de obtener el Vellocino de Oro. El desafío impuesto por Pelias lleva a Jasón a emprender un viaje épico hacia la Cólquide, al pie del Cáucaso, para recuperar la preciada piel del carnero dorado, custodiada por un feroz dragón y encargada a él, aparentemente, como un castigo.
El viaje junto a los Argonautas
Con la nave Argo, meticulosamente construida por el hábil Argos por consejo de Atenea, Jasón reúne a una tripulación de héroes griegos, los Argonautas, cuyo número y reputación varían según las diferentes fuentes mitológicas. Tras zarpar, su primera parada los lleva a la misteriosa isla de Lemnos, habitada únicamente por mujeres, cuyo pasado sombrío y desdichado queda expuesto por la reina Hipsípila. El encuentro con estas mujeres les otorga una estancia amorosa y breve antes de continuar su odisea.
Los Argonautas, bajo la guía del sabio Fineo, enfrentan numerosos desafíos, incluida la liberación de Fineo de las Harpías, monstruos alados que acosaban al rey ciego. La revelación de Fineo sobre el camino hacia la Cólquida, junto con su advertencia sobre las Rocas Azules, permite a los navegantes superar uno de los peligros más temibles del viaje. Una vez allí, el rey Eetes impone a Jasón tres tareas desalentadoras como precio por el Vellocino. La astucia y la magia de Medea, la hija del rey, se vuelven fundamentales para el éxito de Jasón, ya que ella proporciona los medios para superar las pruebas, incluyendo el arado de un campo con toros de fuego, la siembra de dientes y la lucha contra una serpiente guardiana.
La ayuda de Medea sella su destino, mientras se enamora perdidamente de Jasón y, a pesar de la traición y los crímenes cometidos por ambos, huyen juntos, desencadenando una persecución furiosa por parte del rey Eetes. A lo largo de su regreso, los Argonautas enfrentan tormentas, seres monstruosos y dilemas morales, incluyendo la trágica muerte de Apsirto a manos de Jasón y Medea.
Relación con Medea y muerte posterior
La colaboración entre ambos para la muerte de Pelias en Yolco, que llevó a Jasón al trono, comenzó una cadena de eventos que desencadenaron la fatídica espiral de venganza y sufrimiento. Tras su exilio de Yolco, Jasón y Medea encontraron refugio en Corinto, donde formaron una familia y vivieron en relativa paz. No obstante, el abandono de Jasón hacia Medea, al casarse con Creúsa por razones políticas, desencadenó la cólera de esta última. La traición provocó una ola de venganza en Medea, quien, en un atroz acto de ira, acabó con la vida de Creúsa y los hijos que había tenido con Jasón.
La tragedia se agravó aún más cuando Jasón, buscando castigar a Acasto en Yolco por haberlos exiliado, volvió a verse inmerso en un ciclo de destrucción que concluyo con la ocupación del trono. La versión de su muerte varía, algunas versiones relatan que Jasón murió en la desgracia, solo y amargado, luego de ser abandonado por los dioses tras el trágico desenlace con Medea. Otras cuentan que pereció bajo un trozo de la nave Argo, emblema de sus glorias pasadas y su desdichado final, como un símbolo de la justicia poética.
Descendencia de Jasón en la mitología griega
Con Medea, su conexión más conocida, se dice que tuvo varios hijos, aunque las versiones difieren en los nombres y el número exacto de descendientes. Se menciona a Medeo o Medo (también llamado Políxeno), criado por el centauro Quirón, y otras fuentes citan a Mérmero, Feres, Alcimenes, Tisandro o Tésalo, y a Eriópide o Eriopis como sus hijos, algunos de los cuales sufrieron terribles destinos a manos de Medea o de los propios corintios. Estos descendientes de Jasón y Medea fueron enterrados en el santuario de Hera en Corinto.
Además, con Hipsípila, reina de Lemnos, tuvo dos hijos: Euneo, quien se convirtió en rey de Lemnos, y Nebrófono, también mencionado como Toante o Deípilo. La descendencia de Jasón se expande aún más con la mención de otros hijos de identidades menos claras; uno de ellos fue Argos, amado por Heracles, y el otro, Apis, cuya muerte se atribuye a Etolo, aunque en algunos relatos se señala que fue un accidente.