Las olas que acarician las costas y los secretos ocultos en las profundidades de la mitología griega no solo estaban custodiados por Poseidón. Antes de la prominencia del señor de los mares, existía un dios preolímpico, tan antiguo como el universo mismo: Ponto, la personificación primordial del mar. De esta manera, Ponto personificaba la vastedad inexplorada, las corrientes desconocidas y la inmensidad sin límites que caracterizaban al océano primordial.
En este relato, se revela la presencia del dios del mar Ponto, cuya influencia y legado se erigieron mucho antes de que la figura majestuosa de Poseidón tomara su lugar en el panteón olímpico. Desde los confines más remotos del cosmos, Ponto personificaba la esencia del mar en su estado más primitivo, una divinidad casi tan antigua como la creación, cuyos misterios y poderes se entrelazaban con los cimientos mismos del universo griego.
Origen y rol en la mitología griega

Hesíodo, en su relato, lo asocia directamente a Gaia, la Tierra, naciendo sin intervención masculina, hermano de Urano, surgiendo así de la matriz misma de la existencia. Para algunos relatos, Ponto personificaba el Mediterráneo, las aguas que unían y sostenían el mundo conocido, un sendero vital para el comercio y la subsistencia. Su nombre, un eco del vasto horizonte acuoso, aludía a la importancia de las vías marítimas. Era la personificación misma del oleaje y las aguas embravecidas, un ser primordial que encarnaba el mar en su esencia más agitada.
Sin embargo, su papel preponderante fue evolucionando con el ascenso de otras divinidades. A medida que la mitología evolucionaba, otros dioses asumieron el dominio del mar: primero Océano, y luego el majestuoso Poseidón, que se convirtió en la figura más prominente y conocida en el reino acuático; inclusive se menciona a Hydros como un «reemplazo». Ponto, como deidad primordial del mar, ostentó el dominio de las aguas por un tiempo, pero el curso de la mitología lo vio ceder su lugar a dioses con una mayor influencia histórica y cultural.
Descendencia de Ponto
Ponto, a pesar de su relativa marginalización en la mitología griega, es recordado como una figura crucial gracias a su linaje. Con Gaia como su madre, Ponto se convirtió en el progenitor de una línea divina esencialmente ligada al mar, engendrando a una prole diversa y poderosa que marcó la mitología griega. El más importante de ellos fue Nereo, el Anciano del Mar (por ser un excelente consejero) y padre de las Nereidas, encarnaciones acuáticas de la belleza.
Taumante, su segundo hijo, encarnaba las maravillas y los peligros marinos, y con Electra, engendró a las Harpías, Iris y Arce, expandiendo la genealogía marina con sus enigmáticas criaturas. También se menciona a Forcis y Ceto, quienes se convirtieron en los padres de monstruos marinos legendarios como las Gorgonas, las Grayas y las Sirenas, desatando mitos y misterios en las profundidades.

Euribia, la «diosa fuerte», fue famosa por ser la consorte del titán Crío, madre de Astreo, Palas y Perses, y aunque considerada una deidad menor, su legado se extendió a través de esta línea de sangre marina. Además, Ponto era un dios bastante versátil, asociado con la paternidad de peces y vida marina cuando se vinculó con Talasa, personificación del mar Mediterráneo. La vastedad de su descendencia abarcó incluso a Egeón, un titán del mar que a menudo era representado como la personificación del Mar Egeo, y a los Telquines, dioses marinos ligados a la metalurgia en la isla de Rodas.
Impacto en el universo
La importancia del mar para los griegos fue tan fundamental como lo fue su legado mitológico. Su dominio marítimo, que abarcaba desde Egipto hasta el estrecho de Gibraltar, encarnaba una habilidad sin rival en la navegación, el comercio y la exploración en el Mediterráneo. Las narrativas de Ponto y sus descendientes, tanto dioses como criaturas marinas, reflejan la reverencia y el respeto que los griegos tenían por el mar. Este no solo era un medio de sustento, sino también una fuente de maravillas y misterios, manifestados en las criaturas que poblaban sus profundidades.
El legado mitológico de Ponto no solo estimuló la imaginación de los griegos, sino que también influenció su comprensión del océano y su relación con él. Los relatos de Nereo, Taumante, Forcis, Ceto y otros engendraron mitos que reflejaban la riqueza y la diversidad de la vida marina, los peligros y maravillas que el mar ofrecía. Estos mitos no solo alimentaron la cultura y las artes, sino que también pudieron haber servido como una forma de entender y enfrentar los desafíos que proponía el mar.