En este momento estás viendo Caos: La base de toda la existencia en la mitología griega

Dentro de la creación del universo, un concepto fundamental se yace en las raíces mismas de la existencia: Caos. Este término, distante de la concepción moderna del desorden, es el crisol primordial, la matriz misma donde se gestaron los cimientos del universo. Caos no es mero desorden, sino una fuerza primigenia, el vacío inicial de posibilidades inexploradas que precedió al cosmos ordenado y estructurado.

En la mitología griega, Caos no solo representa la ausencia de forma, sino el origen absoluto, el lugar de infinitas potencialidades y el espacio donde convergían los elementos primordiales. Desde esta vasta matriz, nacieron las deidades que modelaron el universo y sus leyes, donde la creación misma emergió de un potencial sin límites. Explorar Caos en la mitología griega no es solo adentrarse en el origen, es comprender la esencia de la creación y reconocer el fundamento primordial para todo lo existente.

El origen del Caos según Hesíodo

Según Hesíodo, el origen del cosmos se encuentra en un abismo primordial: Caos, un vasto vacío inicial que albergaba la potencialidad de toda la existencia. Desde este oscuro crisol emergió Eurínome, creada por la fuerza ordenadora, el Demiurgo. Esta hermosa entidad divina, incapaz de encontrar un lugar estable, vio surgir a Hydros y Thesis, los mares primigenios, para brindarle un espacio. Así, el orden comenzó a imponerse sobre el caos inicial.

Hesíodo, en su relato, sitúa a Caos como el principio supremo, la fuente de todo lo que vendría después. La interpretación de este mito es compleja: se debate si otras figuras cósmicas, como Gaia y el Tártaro, surgieron directamente de Caos o si fueron producto de una relación causal menos directa. El concepto de Caos no solo representa el inicio indeterminado del universo, sino también la transición entre el cielo y la tierra, una especie de grieta entre la materia primigenia.

Otras versiones del mito

En su relato, Hesíodo describe a Caos como un vasto vacío primordial, una indeterminación que precede a toda existencia. Este concepto se asocia con lo indeterminado, un todo informe que antecede la creación del universo. Esta imagen, para algunos expertos, se asemeja al concepto filosófico de Anaximandro, el ἄπειρον, lo indeterminado, siendo una fuerza que existía antes de todo lo demás.

La tradición órfica presenta una versión diferente, con un huevo primordial, vinculado al Caos de Hesíodo, pero que surge de Chronos. Esta narrativa apunta a un inicio en el que un huevo cósmico precede a la creación del mundo. Por otro lado, Cayo Julio Higino ofrece una cosmogonía donde Caos, descendiente de la Oscuridad, engendra a la Noche (Nix), el Día, el Érebo y el Éter. Y finalmente, Ovidio, en «Las metamorfosis», presenta una visión de Caos como una masa cruda y carente de sentido, una descripción que se aparta del concepto original de resquicio o hueco.

Genealogía de Caos

Al ser la entidad primigenia, sus ancestros y descendientes conforman un enlace fundamental en la cosmogonía griega. Caos emerge como la primera entidad cósmica, existiendo antes que todas las cosas; es el principio indeterminado y vasto, un vacío oscuro que precede al orden y a la formación del universo. Este linaje desciende hacia Érebo y la Noche, generando una progenie que incluye a Éter, el Día y las Moiras.

Posteriormente, el elegante Eros, con sus alas elegantes y veloces, mantuvo un amorío en el oscuro Tártaro con Caos, dando origen a las tribus de los pájaros. La ascendencia de Caos está ligada a elementos primordiales como el Tiempo (Chronos), la Necesidad (Ananké) y las Tinieblas, siendo una entidad que se conecta directamente con los fundamentos del cosmos. Y de la misma forma, su descendencia representa una extensa y variada estirpe que juega un papel crucial en la conformación de la mitología griega y la cosmogonía universal.

Breve mención en la Titanomaquía

En la Titanomaquia, la gran contienda entre los dioses olímpicos liderados por Zeus y los Titanes, Caos no participa activamente en la batalla, pero su presencia se sugiere de manera significativa. En un momento crucial de la Titanomaquia, se describe cómo Zeus desata su poderoso rayo contra los Titanes, desencadenando un destello resplandeciente y un calor asombroso que sacuden al propio Caos.

Este evento, lleno de intensidad y potencia, hace estremecer al espacio entre el cielo (Urano) y la tierra (Gaia), y por consiguiente, a la propia entidad primordial representada por Caos. Además, la descripción de su reacción ante el poder desatado por Zeus resalta su naturaleza primordial y su conexión con la estructura misma del universo, reflejando su posición como una entidad que precede y trasciende los enfrentamientos divinos.