En este momento estás viendo Ixión: El rey de Tesalia

No todo en la mitología griega son dioses olímpicos y titanes, también tenemos héroes, criaturas, acontecimientos e inclusive reyes o personas más «mundanas» que de alguna u otra forma desempeñan un rol importante dentro de la cosmología nórdica. Uno de estos personajes es el Rey Ixión, cuya historia es un recordatorio atemporal de los límites que separan a los mortales de los dioses y las terribles consecuencias que pueden surgir al traspasarlos.

Ixión, un personaje con una ascendencia problemática, se hizo famoso por cometer un crimen que trascendió los límites de lo impío: intentó seducir a Hera, la reina de los dioses olímpicos. Este acto sacrílego desencadenó una serie de eventos que lo llevaron a un castigo eterno y a una conexión inesperada con la creación de una de las criaturas más icónicas de la mitología griega: los centauros.

En este post, exploraremos el mito de Ixión en profundidad, desde sus humildes orígenes hasta su fatal desafío a la divinidad y su castigo sin fin. A lo largo de su historia, Ixión se convierte en un símbolo de la arrogancia y la impiedad, mientras que su destino sirve como advertencia perenne sobre las consecuencias de desafiar a los dioses.

Origen de Ixión y el asesinato de Deyoneo

El mito de Ixión se origina en la antigua Grecia y se convierte en un relato esencial que destaca las interacciones entre los dioses y los mortales, así como las consecuencias de desafiar la divinidad. Su historia se relata en varias obras de la literatura clásica, siendo una de las más destacadas la «Biblioteca» de Apolodoro y las «Metamorfosis» de Ovidio.

Este era descendiente de Flegias (según Eurípides), de Leonte (Higino) o de Antión (Esquilo) y un rey de Tesalia, región en la antigua Grecia. Sin embargo, el linaje de Ixión se vio marcado por la tragedia, ya que orquesto el asesinato del padre de su esposa, Día. Según el relato, Ixión había hecho una serie de promesas a Deyoneo si este le dejaba casarse con su hija, sin embargo, una vez completado el vínculo, Ixión jamás cumplió con su palabra, lo que provoco que Deyoneo confiscase sus yeguas como «pago». Con un profundo resentimiento hacia su suegro, Ixión le invito a un banquete en Larisa, la capital de Tesalia, supuestamente con buenas intenciones, pero al llegar, este fue empujado a un foso lleno de brazas al rojo vivo que acabaron matándolo.

De esta forma, Ixión se convirtió en el primer hombre de la historia griega que asesino a un familiar, acto que horrorizo a los dioses, quienes impusieron un castigo en él por quebrantar las leyes sagradas de la hospitalidad. Desde ese momento, Ixión fue considerado un proscrito, pues inclusive sus amigos y vecinos se rehusaron a purificarlo a través de rituales, obligándolo a vivir en las sombras, apenado por su acto durante el resto de sus días.

El intento de seducción a Hera y su castigo

Como un hombre plagado de tristeza y pesar, Ixión le imploro perdón al dios del olimpo Zeus quien, recordando que inclusive los dioses hacían locuras por amor, le purifico de todo mal y le invito a comer un banquete en la mesa de los dioses. En una muestra de altanería, egocentrismo y falta de respeto hacia la máxima autoridad de la antigua Grecia, Ixión intento violar a Hera, la reina de los dioses, la cual le comento este hecho a su marido.

Aun con la furia de 1,000 rayos corriendo por sus venas, Zeus decidió darle una última oportunidad a Ixión para comprobar si realmente tenía alguna intención con Hera. Para poner a prueba la verdadera naturaleza de Ixión y castigarlo por su falta de respeto hacia los dioses, Zeus creó una ilusión engañosa: una nube (Néfele) con la apariencia de Hera. Ixión, engañado por esta imagen, copuló con la nube creyendo que era la propia Hera y de esta unión nació una criatura monstruosa, el primer Centauro; este luego copularía con yeguas de Magnesia y así vendrían más centauros.

Al poco tiempo, Ixión consumió el néctar de los dioses, lo cual había dañado por completo su mente y provoco que Zeus lo dejase en paz. Sin embargo, esto resulto ser otro engaño, por lo que Zeus tomo uno de sus poderosos rayos y lo envió directamente hacia Ixión para matarlo en el acto. Pero la cosa no acaba ahí, ya que Zeus condeno su alma al tártaro, donde Hermes lo ato con serpientes a una rueda gigante y ardiente que daba vueltas sin parar.