La mitología griega es una de enorme cantidad de divinidades, y entre los titanes primordiales se encuentra Metis, una deidad cuya sabiduría y astucia la convierten en una figura singular y trascendental. Metis, titánide de la prudencia, representa el ingenio y la perspicacia que moldearon los cimientos del Olimpo. Reconocida como la primera amante de Zeus, su historia no solo se teje en los mitos de amor, sino también en los hilos de la estrategia y el conocimiento.
Su nombre, que significa «prudencia» o «consejo», revela la esencia de una deidad versada en la astucia y la sabiduría estratégica. Metis personifica la inteligencia femenina en su máxima expresión y se erige como la consejera celestial por excelencia. Su relación con Zeus trasciende lo amoroso, pues ella se convierte en una pieza esencial en el destino del poderoso dios, su influencia delineando muchas de las decisiones cruciales en la mitología griega.
Esta titanide, con su ingenio incomparable, despierta el interés no solo por su vínculo con el rey de los dioses, sino también por su destreza y habilidad para moldear el devenir del Olimpo. En los relatos ancestrales, Metis emerge como un símbolo de inteligencia estratégica y de poder femenino indomable. Así pues, conozcamos todo lo relacionado con la increíble leyenda de la titanide Metis dentro de la mitología griega.
Origen de Metis y su otra versión en el orfismo
Metis es una figura titanide de segunda generación cuyo origen se entrelaza con el surgimiento primordial del universo en la mitología griega. En la tradición más común, se le reconoce también como una oceánide, nacida de la unión de los titanes Océano y Tetis, de la cual surgieron 3,000 ninfas y dioses fluviales, incluida la propia Metis. Desde su nacimiento, se destaca por su sabiduría y astucia, atributos que la convierten en una consejera codiciada incluso por los propios dioses.
Por otro lado, en la versión órfica la figura de Metis adquiere una dimensión aún más trascendental. Aquí, Metis se convierte en un símbolo que trasciende la mera sabiduría estratégica y se asocia con conceptos esenciales en la creación y en el devenir del universo. En esta interpretación, Metis es identificada como una alegoría de Tesis, el poder creador, una fuerza primordial que precede al propio acto de la creación. Así mismo, los órficos la equiparan con figuras como Fanes y Ericapeo, otros seres primordiales, resaltando así su papel como una entidad que encarna los fundamentos mismos de la existencia y el origen del cosmos.
Sumado a esto, el filósofo griego Platón añade capas adicionales a esta interpretación, al sugerir que Poro, el ingenio, es hijo de Metis. Esta alegoría, entendida como que el ingenio es la progenie de las oportunidades, resalta la relación entre la astucia y las posibilidades, reforzando la idea de que Metis no solo personifica la sabiduría estratégica, sino que también es la madre de las oportunidades; el ingenio que impulsa la creación y el desarrollo en la vida.
Simpatizante de los olímpicos en la Titanomaquía
Luego de haber conocido al joven Zeus mientras estaba siendo cuidada por la ninfa Amaltea, Metis conmovida por su historia y la de sus hermanos, preparó un emético a base de ingenio que indujo a Crono, padre de Zeus y líder de los titanes, a vomitar a los hijos que había devorado previamente, incluyendo a Hestia, Deméter, Hera, Hades y Poseidón.
Esta intervención estratégica no solo revela la lealtad de Metis hacia el bando olímpico, sino que también demuestra su habilidad para idear estrategias ingeniosas y su compromiso con el triunfo de los dioses olímpicos en la Titanomaquia. No existe ningún texto relacionado con la Titanomaquía donde directamente se mencione algún tipo de intervención de Temis en dicha guerra, sin embargo, gracias a este acto se puede suponer que era propensa al bando olímpico. Ya que, por lógica, de no haber ayudado a Zeus a liberar a sus hermanos, Cronos muy probablemente hubiese seguido en el poder.
Metis, la primera esposa de Zeus
Metis, hija de Océano, cautivó el interés de Zeus, quien buscaba una compañera divina. Sin embargo, la doncella no cedía fácilmente a los requerimientos divinos y buscaba escapar de las pretensiones de su pretendiente. Metis, dotada de habilidades cambiantes, adoptó diversas formas para evadir a Zeus; en un instante crítico, cuando Zeus estaba a punto de unirse con ella, Metis se transformó y escapó, ocasionando que la simiente divina de Zeus se derramara en el espacio, dando origen a la creación de la «Vía Láctea».
A pesar de estos avatares, Zeus salió triunfante, y finalmente, el amor se manifestó entre él y Metis. La titanide quedó embarazada, y ante esto el tatarabuelo de Zeus, Urano, profetizo un futuro singular: el nacimiento de dos hijos. Primero de una niña y luego de un niño, este último destinado a ser extraordinariamente poderoso, al punto de derrocar a su padre y convertirse en el nuevo rey de los dioses, repitiendo así el ciclo de traiciones paternas que marcó generaciones anteriores en el panteón griego.
Devorada por el rey del olimpo y nacimiento de Atenea
Zeus, en un acto que refleja un paralelismo con las prácticas de su padre Cronos, consumió a Metis, quien simbolizaba la prudencia, la astucia y la capacidad de anticiparse a eventos futuros. Esta habilidad, emblema de Metis, inquietaba a Zeus, quien buscaba controlar esa destreza estratégica. Algunas versiones relatan que Zeus transformó a Metis en una gota de agua y la absorbió, incorporando así su sabiduría y astucia a su propio ser.
Embarazada de Atenea, Metis permaneció dentro del cuerpo de Zeus. El parto de Atenea fue extraordinario: un grito del dios sacudió la tierra, y la diosa nació completamente armada, portando un casco, lanza, escudo y coraza, siendo tal y como su madre, un símbolo de sabiduría y estrategia. Para liberar a su hija y poner fin a las incomodidades causadas por el embarazo de Metis, Zeus permitió que Hefesto, o en algunos relatos Prometeo, abriera su cráneo con un hachazo. De esta manera, Atenea, la diosa de la inteligencia, nació de la unión de Metis y Zeus, surgiendo como una entidad que tarde o temprano reinaría en el Olimpo.