En este momento estás viendo Perseo: El intrépido héroe que acabo con Medusa

Perseo, hijo de Zeus y la mortal Dánae, emerge de humildes comienzos, marcado por la profecía de su abuelo que predice su destino heroico. Su misión, impuesta por el capricho divino, es la de enfrentarse a Medusa, cuyo rostro puede convertir a los mortales en piedra con una sola mirada. Armado con dones de los dioses, como las sandalias aladas y el escudo reflectante, Perseo inicia su odisea.

Esta narrativa mitológica transcurre entre encuentros con seres míticos, la búsqueda de artefactos divinos y el enfrentamiento final con la monstruosa Medusa. En esta epopeya, Perseo no solo desafía a una de las criaturas más aterradoras, sino que también demuestra que el coraje y la ingeniosidad pueden prevalecer incluso frente a la adversidad divina. Así pues, conozcamos el fascinante relato de Perseo, el intrépido héroe cuya valentía desafió los designios de los dioses.

Nacimiento de una leyenda

Acrisio, rey de Argos, temiendo una oscura profecía que vaticinaba su fin a manos de su propio nieto, encerró a su hija Dánae en una torre de bronce para que no procrease. Sin embargo, los designios divinos no se ven limitados por muros terrenales; Zeus, el soberano del Olimpo, transformó su ser en una lluvia dorada que, desafiando las restricciones impuestas, logro hacer contacto con Dánae, sembrando la semilla del héroe.

Contradiciendo versiones que señalan a Preto, hermano de Acrisio, como el seductor de Dánae, la narrativa converge en el destino extraordinario de Perseo. Acrisio, incrédulo ante el origen divino del niño, lo arrojó al mar en un cofre de madera. Poseidón, interpelado por Zeus, apaciguó las olas, permitiendo que madre e hijo alcanzaran la costa de Serifos. Allí, bajo el reinado de Polidectes, Dictis acogió al niño y a su madre, creando así los primeros capítulos de la leyenda de Perseo.

Combate entre Perseo y Medusa

Durante su juventud, en la isla de Serifos, el rey Polidectes, enamorado de Dánae, ideó una artimaña para deshacerse de Perseo. Fingiendo cortejar a la princesa Hipodamía, solicitó regalos a los habitantes de la isla, esperando que Perseo se comprometiera a entregar cualquier cosa, incluso la cabeza de Medusa. Guiado por Hermes y Atenea, Perseo emprendió la búsqueda de las Gracias, hermanas de las Gorgonas, cuyo ojo único y diente compartido poseía conocimientos cruciales. Tras arrebatarles el ojo, obteniendo promesas a cambio, las Gracias revelaron la morada de las ninfas, quienes brindaron a Perseo artefactos mágicos: un zurrón, sandalias aladas y el casco de Hades, que otorgaba invisibilidad.

Además, Hermes proporcionó una hoz de acero y Atenea un brillante escudo espejo. Equipado con estos dones divinos, Perseo penetró la guarida de las Gorgonas mientras dormían, Atenea guio su mano y el escudo reflejó la imagen de Medusa sin petrificar al héroe, quien con un certero golpe de la hoz, separó la cabeza de Medusa. Acto seguido, las hermanas inmortales de Medusa, Steno y Euríale, buscaron venganza, pero el casco de Hades volvió invisible al valiente Perseo, lo que le permitió escapar. Además, se dice que de la sangre que broto del cuerpo de Medusa nacieron Pegaso, el caballo alado, y Crisaor.

Conflicto con Atlas y salvación de Andrómeda

El camino triunfante de Perseo se desvió hacia nuevos desafíos cuando buscó hospitalidad en el reino de Atlas, el titán que sostenía los cielos. Atlas, temiendo la profecía que predijo el robo de los frutos del jardín de las Hespérides por un vástago de Zeus, intentó expulsar a Perseo. No obstante, el héroe utilizó la cabeza de Medusa, y Atlas quedó petrificado en una escultura de piedra, testigo mudo de la victoria de Perseo.

Mientras regresaba a su hogar, Perseo descubrió a Andrómeda, la princesa etíope encadenada a una roca como sacrificio para apaciguar la ira de Poseidón. Enamorado a primera vista, Perseo ofreció su valentía para enfrentarse a un monstruo marino, regalando a Andrómeda no solo su salvación sino también su corazón. Sin embargo, la dicha nupcial se vio amenazada por Fineo, tío de Andrómeda y rival de héroe, quien reclamó su derecho a la princesa. Con la cabeza de Medusa, Perseo resolvió la disputa al convertir a Fineo en piedra, asegurando su unión con Andrómeda.

De vuelta en Serifos, la historia alcanzó su conclusión cuando Perseo descubrió las malas acciones del rey Polidectes hacia su madre Dánae. Cumpliendo su promesa, presentó la cabeza de Medusa al rey, convirtiéndolo en piedra y liberando a Dánae de su opresión. Para poner fin a su travesía, Perseo devolvió todas sus armas y herramientas divinas: Por un lado, a Hermes se le entregaron las sandalias aladas, el zurrón y el casco de Hades; mientras la cabeza de Medusa sería entregada a Atenea, quien tiempo después la pondría en su escudo.​

La profecía de la muerte de Acrisio

La leyenda cuenta que Acrisio, temiendo el cumplimiento de una profecía que dictaba su muerte a manos de su nieto, se desplazó a Lárisa para presenciar unos juegos atléticos. Perseo también fue a parar al mismo evento, pero como participante, y fue tal la casualidad que en el lanzamiento de disco, una infortunada trayectoria condujo al impacto mortal contra la cabeza de Acrisio, lo que acabo con su vida.

En otra narrativa, Acrisio había sido desterrado por su hermano Preto, y Perseo, al convertir a Preto en piedra con la cabeza de la gorgona, restauró el trono a Acrisio. Sin embargo, una vez más, la inexorable profecía se materializó cuando Perseo, acusado de mentir sobre la muerte de Medusa, reveló la verdad mostrando la aterradora cabeza, ocasionando que el pobre Acrisio se convirtiese en una estatua.

Influencia de Perseo en la fundación de Micenas

Gracias a la muerte accidental de Acrisio y desafiando las normas de sucesión, Perseo optó por no gobernar en Argos, el reino legítimo que le correspondía. En cambio, este realizo un intercambio de reinos con su tío segundo, Megapentes, lo que le condujo al trono de Tirinto, ciudad desde la cual se dice que Perseo fundo la próspera ciudad de Micenas, en la que gobernó por varios años.

Las fuentes históricas, principalmente «Pausanías» y «Biblioteca», ofrecen relatos entrelazados con elementos de etimología popular. Pausanías destaca el santuario dedicado a Perseo en la ruta que conecta Micenas y Argos, subrayando la creencia generalizada de que Perseo tuvo un papel fundamental en la fundación de la ciudad. Además, la presencia de una fuente sagrada llamada Persea en Micenas refuerza aún más esta conexión.

Algunas versiones sugieren que Perseo, al caer su gorro o al encontrar una seta (ambas denominadas «Myces»), bautizó a Micenas en honor a este evento. Otra posibilidad es que el nombre de la ciudad provenga de Micena, la hija de Ínaco, mencionada en el poema fragmentado, el Megalai Ehoiai. Finalmente, tras su longevo reinado en Micenas junto con Andrómeda, los dioses, en reconocimiento a su leal servicio, elevaron a Perseo a las estrellas, donde su resplandor perdura junto a Andrómeda y Casiopea.

Descendencia de Perseo en la mitología griega

Según las narrativas de Apolodoro, Perseo y Andrómeda fueron padres de Perses, un personaje cuyo linaje se conecta con los reyes de Persia, estableciendo así una conexión mitológica entre Grecia y Persia. En Micenas, Perseo y Andrómeda también dieron a luz a Alceo, Esténelo, Heleo, Méstor y Electrión, figuras que, con el tiempo, dejarían una marca en la historia mitológica.

Gorgófone, la única hija registrada, desempeñó un papel importante al unirse en matrimonio con Perieres. Esta unión resultó en conexiones notables, ya que tres de los hijos de Perseo eligieron esposas entre las hijas de Pélope. Alceo, desposando a Astidamía (madre de Anfitrión), y Electrión, casándose con Lisídice (madre de Alcmena), consolidaron vínculos familiares que darían a luz a uno de los héroes más grandes, Hercúles. En otra perspectiva, se menciona a Autocte como la hija de Perseo, cuyo matrimonio con Egeo generó hijas, pero no descendencia varonil.

Menciones posteriores en el arte, la literatura y los videojuegos

En el arte griego antiguo, la figura de Perseo, con su característico sombrero, sandalias aladas y el kibisis sobre el hombro, se inmortalizó en diversas manifestaciones artísticas. Desde cerámica hasta esculturas, el héroe aparece por primera vez acompañado de Medusa en cerámica del siglo VII a.C. La cabeza de Medusa, conocida como el gorgoneion, se convirtió en un motivo común que se creía alejaba las fuerzas del mal. Escudos, arquitectura monumental y esculturas representan la escena, destacando la famosa gorgona en el frontón del Templo de Artemisa en Corfú, c. 580 a.C.

La adaptación cinematográfica de «Furia de Titanes» en 1981, dirigida por Desmond Davis, llevó a Harry Hamlin a interpretar a Perseo, mientras que en la versión de 2010, dirigida por Louis Leterrier, el papel fue asumido por Sam Worthington. La trama de la película de 2010 difiere del mito en varios aspectos, pero el nombre y algunos eventos mantienen la conexión con la leyenda original. De la misma manera, en el ámbito de los videojuegos, Perseo hace su aparición en «God of War 2» de Playstation 2, lanzado en 2007.

Además, la influencia de Perseo se extiende a la literatura moderna, donde el personaje Percy Jackson, creado por Rick Riordan, lleva el nombre en homenaje al héroe mitológico. Aunque Percy Jackson es hijo de Poseidón en lugar de Zeus, comparte similitudes al enfrentarse a Medusa y otros desafíos. Por otro lado, esculturas notables, como las de Benvenuto Cellini y Salvador Dalí, han inmortalizado al héroe. Además, pintores como Piero di Cosimo y Edward Burne-Jones han plasmado la epopeya de Perseo en sus obras.