En los intrincados dominios de la mitología griega, existen entidades oscuras que pueblan los límites entre la vida y la muerte, y entre ellas emergen las Keres. Estos seres, personificaciones de la muerte violenta, surgen como sombras en el tejido del destino humano, invocando temor y fascinación en igual medida. Representan el desenlace trágico, la ineludible culminación de la existencia marcada por la violencia, la guerra y la batalla.
Son los heraldos de la fatalidad, las sombras impasibles que acompañan la lucha en los campos de batalla, ávidas de llevarse consigo a aquellos cuyo destino ha sido sellado por la violencia. Enigmáticas y despiadadas, las Keres han sido testigos silenciosos de los vaivenes de la historia, personificando la crudeza de la pérdida y el inexorable paso hacia el final. Dicho esto, a lo largo de este artículo vamos a explorar el mundo de las Keres, adentrándonos en el lado más sombrío y desconcertante de la mitología griega, donde la muerte adquiere forma y propósito, recordándonos la fragilidad de la vida.
Origen y apariencia de las Keres
Hesíodo vincula a las Keres con las Moiras, estas diosas que rigen el destino humano, en un linaje de deidades oscuras nacidas de la Noche sin unión, hermanas de entidades como el Sueño (Hipnos), la Vejez (Geras), la Discordia (Eris) y la Venganza (Némesis). Se yerguen como personificaciones de la fatalidad, emblemas de la violencia y la irremediable conclusión de la existencia humana. Según los relatos de «El Escudo de Heracles«, su apariencia se podría definir seres humanoides con figuras femeninas, dientes y garras rechinantes, con una aura oscura y sed de sangre insaciable.
Además, se las relaciona con el destino de los guerreros en los textos homéricos, donde son invocadas para pesar el destino de figuras legendarias como Aquiles y Héctor, determinando quién sucumbirá en el fragor de la lucha. Hijas de la Noche o de la unión entre Érebo y Nix, su herencia lúgubre contrasta con la suavidad de su hermano Tánatos, responsable de muertes serenas.
Rol dentro de la mitología griega
Las Keres desempeñaban un papel intrigante y aterrador en la mitología griega, siendo espíritus de la muerte que, si bien no tenían un poder absoluto sobre la vida de los hombres, buscaban activamente provocar muertes más allá de los límites predestinados por las Moiras y Moros, las personificaciones del destino. Aunque estaban subordinadas a estas entidades, su sed insaciable de sangre las impulsaba a desafiar los designios del destino y a causar muertes violentas.
Los dioses olímpicos, encabezados por Zeus, tenían la capacidad de intervenir en el curso de las Keres, deteniéndolas o acelerando sus acciones. Con frecuencia, se describía a los dioses en pie junto a sus favoritos en la batalla, luchando contra estos espíritus de la muerte y protegiendo a los mortales de sus letales influencias. Además, la conexión de las Keres con la humanidad se amplifica al ser parte de los espíritus malignos que emergieron de la caja abierta por Pandora. Su liberación, junto con otros males, contribuyó a plagar a la humanidad con desgracias y desdichas.
Uso del término «Keres» en la Antigua Grecia
El término «Keres» en la Antigua Grecia trascendía su asociación con los espíritus de la muerte; en la literatura griega clásica, se empleaba para referirse al destino o la suerte de una persona en situaciones cruciales. Un ejemplo icónico de esto se encuentra en la «Ilíada», donde el término «Keres» se utiliza para describir la elección o destino de un individuo en momentos críticos. Aquiles, el gran héroe, se enfrenta a una decisión crucial entre una vida prolongada pero anónima en su hogar o la muerte en el campo de batalla de Troya, seguida de la gloria eterna.
Además, en el enfrentamiento final entre Aquiles y Héctor, se relata que Zeus pesa las «Keres» de ambos guerreros para determinar quién sucumbirá en la contienda. Este uso de «Keres» no solo se relaciona con la noción de destino, sino que también implica una suerte que se sopesa y se decide divinamente. La «Keres» de Héctor se considera más pesada, señalando su inevitable destino de morir en ese enfrentamiento.
Mito de las Keres en el festival de Antestería
El Antesteria se desarrollaba en primavera, específicamente durante el undécimo, duodécimo y decimotercer día del mes de Antesterio. Este evento estaba consagrado a Dioniso y tomaba su nombre de la floración de los zarcillos de las viñas, marcando así el inicio del año agrícola. El proverbio «Fuera de aquí, Keres, las Antesterias han terminado» se convertía en una fórmula utilizada para disipar y alejar a los espíritus de los muertos que, según la creencia, emergían durante estas celebraciones.
Se realizaban rituales específicos para este propósito, uno de los cuales implicaba la masticación de hojas de espino cerval al comienzo del día. Esta planta, conocida por su sabor desagradable, tenía la reputación de detener las apariciones y alejar a las Keres de la ciudad durante las festividades del Antesteria. Así, el festival de Antesteria no solo celebraba la floración de las viñas y estaba dedicado a Dioniso, sino que también incluía prácticas rituales destinadas a mantener alejados a los espíritus malignos de la muerte.