En este momento estás viendo Pitón: La gran serpiente de Delfos

Enraizada en la antigua Grecia, Pitón es una figura que encarna tanto la temible ferocidad como la veneración divina. Situada en los dominios de la tierra de Delfos, su presencia marcó un lugar que se convirtió en centro de profecías y sabiduría. Pitón representa el antagonismo entre las fuerzas divinas y la naturaleza primigenia; la leyenda sostiene que fue descendiente de Gea, la madre tierra, y su resplandor oscuro desafiaba a los mismos dioses olímpicos. Tal es su importancia que es posible hacerse con peluches de serpientes, tales como la propia pitón u otras especies.

El mito de Pitón se entrelaza con Apolo, el dios de la luz y las artes, cuyo destino estaba intrínsecamente ligado a la gran serpiente. La confrontación entre ambos dio inicio a una narrativa épica de confrontación divina y triunfo sobre el caos. Así, entre susurros proféticos y sombras ancestrales, la leyenda de Pitón se convierte en un eco atemporal que resuena desde la profundidad de la mitología griega, impregnando de misticismo y significado una historia que trascendió hasta la actualidad.

El nacimiento de la criatura legendaria

Descendiente de Gea, la propia Tierra, el origen de Pitón se enmarca en el despertar de la naturaleza tras un diluvio antiguo. Se cuenta que cuando los ecos del diluvio cesaron, la tierra, aún bañada por el resplandor de los rayos solares, fecundó la vida y dio paso a una serie de especies animales. Pero entre esa creación emergió una criatura única: Pitón. Engendrada sin la intervención de varón alguno, esta serpiente colosal, cuya magnitud infundía temor, fue un fruto no deseado del devenir natural.

Dicho relato se asienta en la génesis misma de la Tierra, simbolizando la aparición de lo monstruoso y la naturaleza caótica en un mundo recién moldeado. Pitón, inicialmente representada como hembra en las narrativas más antiguas, se convierte en la personificación del terror y el desorden, una serpiente dragón gigantesca nacida de las profundidades de la Tierra. Así mismo, su morada en la cueva del monte Parnaso, próximo al ombligo de la tierra, llevó al surgimiento del santuario del oráculo de Delfos, un lugar preeminente en la mitología griega, como veremos más adelante.

La leyenda de Pitón y Apolo

La leyenda de Pitón y Apolo está entrelazada con la fundación del oráculo de Delfos y la ascensión del dios Apolo como el nuevo profeta de la región. Según una versión, Apolo, habiendo aprendido el arte de la adivinación de Pan, se dirigió hacia Delfos, donde Temis ejercía como profetisa. Sin embargo, Pitón, una serpiente monstruosa que custodiaba el lugar, le impedía acceder al oráculo. Esta criatura, moteada como el vino y resguardada con un oscuro manto de hojas de laurel, era una joven serpiente con mucha fuerza.

Algunos relatos incluso mencionan que Hera confió la custodia de su hijo, Tifón, a esta serpiente. Sea como sea, la rivalidad se intensificó cuando Apolo decidió erigir un templo al pie del Monte Parnaso, muy cerca de Delfos. Esto, sumado al hecho de que Pitón poseía poderes proféticos, provocaron que se acabara por gestar un combate a muerte. Apolo abatió a Pitón con sus llamadas «Saetas» y la serpiente fue enterrada cerca del templo de Delfos; la ciudad pasó a ser conocida como Pito, derivando de la palabra griega «pythesthai», que significa «pudrirse», en referencia al estado de descomposición de Pitón tras su muerte.

En otra versión, Zeus, en su amorío con Leto, procuró protegerla, ya que Hera había decretado que Leto debía dar a luz a Apolo y Artemisa en un lugar donde el sol no brillara. La venganza de Apolo por el agravio de su madre se desató cuando, apenas cuatro días después de su nacimiento, eliminó a Pitón en el Parnaso con sus flechas. En honor a la serpiente, Apolo instituyó los juegos fúnebres denominados «Píticos», los cuales llegaron a ser los juegos panhelénicos más importantes después de los «Juegos Olímpicos». Además, en esta versión Pitón no era hijo de Gea, si no del titán Crío, gobernante de Beocia.

Relación con el oráculo de Delfos

Pitón desempeñaba un papel crucial como protector de la piedra oracular y del santuario donde se asentaba el famoso Oráculo de Delfos. Esta asociación se remonta a los inicios, cuando los primeros templos y sacerdotisas en Delfos veneraban a Gea, la Tierra misma, y Pitón era considerada una extensión de esta divinidad primordial. De esta manera, en su origen, Pitón fue instrumentalizada por su madre Gea, como una guardiana del oráculo.

Los relatos mitológicos sugieren que los primeros vestigios del santuario y la práctica oracular estaban dedicados a Gea, pero más tarde, el control y la administración del Oráculo de Delfos pasaron a las deidades posteriores, como Temis y Febe. Aunque Pitón era inicialmente una herramienta de Gea, su presencia y poder fueron trascendentales en el establecimiento y la consagración de Delfos como un sitio para hacer consultas a los dioses en la cultura griega.